La hucha del soldadito
- Arturo Viola Iborra
- 6 may 2015
- 2 Min. de lectura

De pequeño tenía una hucha. Tenía un soldadito delante con un tambor y, si la memoria no me falla, podías darle cuerda y tocaba el tambor. Como hucha que era, tenía una ranura para echar duros o pesetas.
Imagino que mis padres me la regalaron con la intención de que aprendiese a ahorrar. A mi no me quedaba claro el asunto de darle el dinero al soldadito, sin embargo, me fascinaba ver como tocaba el tambor.
Además, para colmo, sonaba música. Hucha musical “Dinerito” de Feber. Para mi aquello era todo un descubrimiento. Vayamos por partes:
1.- Un soldado que toca el tambor sólo
2.- Sonaba música de acompañamiento
3.- Tenia un agujero que hacía desaparecer el dinero
Aquello superaba con creces mi capacidad de asombro. ¡Dabuten colega! (esos maravillosos años 80).
Mi padre, viendo que lo de echar dinero en el agujero no me motivaba demasiado, prefirió darme un destornillador, con el que pasaba las tardes desmontando aquella hucha para ver que tenía dentro.
Acertó, porque, treinta y tantos años después, soy capaz de recordar los engranajes que tenía dentro aquel juguete de las veces que los desmonté y los intenté montar.
Acertó, porque se dio cuenta que lo que yo tenía (y tengo) era curiosidad, no ganas de ahorrar, y permitió que pudiera saciarla.
Ese tipo de personas son las preferidas por las ideas. Ya lo decía Steve Jobs : “Stay Hungy, Stay foolish…”, que, en una traducción más extensa, Stay hungry, sigue hambriento de curiosidad y no pares de avanzar y Stay foolish, Mantén el espíritu de un niño, prueba suerte, aventúrate (Take a chance!). Haz lo que no van a hacer los demás.
No dejes de hacer cosas por temor al que dirán, porque sea algo “tonto” o vayas al contrario que la mayoría, porque, lo más probable es que una gran idea te esté esperando a la vuelta de la esquina.
¿Ideas? ¡Cuéntanoslas! estaremos encantados de escuchar tu experiencia.
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